Un caminante sin rumbo y con gran curiosidad se acerca a un samaritano a preguntarle:

– ¿Cómo es la vida?, ¿Cómo debo vivirla?

Ese tipo de pregunta que no tiene respuesta, pues…

– ¿Quién es alguien para responder a tan profunda pregunta?, ¿Quién ha vivido lo suficiente para hablar por su experiencia?, ¿Y si su experiencia fuera la suficiente para hacer vivir en realidad aquello que no se ve ni se siente? ¿Cómo poder descubrir la existencia de algo con tan solo palabras?

Ante tanta insistencia el samaritano lo mira a los ojos en donde descubre su gran curiosidad y este decide mostrarle el camino, más no cómo recorrerlo al responderle:

-Vive la vida como una película.

– ¿Una película?

Preguntó el caminante desconcertado.

– ¿Una película?, ¿Pero cómo se vive una película?, ¿Acaso es algo que se compra?, ¿Es algo que se regala de cumpleaños o se alquila en una tienda?

 Al alejarse el samaritano y al quedarse sólo haciéndose una y otra pregunta, empieza a reflexionar en su vida y se da cuenta que está llena de alegrías y tristezas, llena de buenas y dramáticas historias, dándose cuenta que su vida ha sido una película la cual se ha ido gestando al pasar de los años comprendiendo que nadie puede enseñarte que es la vida y como vivirla, solo a recorrer el camino.

“¿Será la vida una película que no tiene fin?”

Se preguntaba el caminante, sentándose pensativo en un parque de un pequeño pueblo, observando las innumerables películas de cada uno de los habitantes que surcan su alrededor.

La vida no es una película en la cual tú vives dentro de ella, sino que también puedes verla fuera de ella. El caminante se convirtió en observador, un observador se emociona y siente las diferentes escenas, pero al terminar la película se da cuenta que no es real, solo fue un instante de tiempo que vivimos dentro y al salir no formamos parte de ella.

El ser observador es interesante, pero el observador se convierte en un buscador. Si soy yo quien esta observando la película quien me observa a mí, el observador se ha convertido en un buscador.

El buscador está buscando al buscador sin darse cuenta que se está buscando a sí mismo. Cuando lo encuentras, cuando te encuentras a ti mismo, dejas de buscar, encontrando así el estado de conciencia; sí, realmente no encontrar algo es encontrar.

Esta historia continua en una reflexión muy, pero muy profunda la cual no tiene fin, quién está detrás de la consciencia, quién surca el camino de la existencia convirtiéndose en un eterno infinito y a ese lugar se le conoce como Universo, nunca se sabe qué hay mas allá de las estrellas, pero detrás de su brillo siempre hay algo nuevo que descubrir.

La vida es un descubrir constante de aquello que no podemos ver, el enfrentar el miedo a la oscuridad y sobrepasar el brillo de la claridad hace vencer nuestros temores para convertirse en una nueva luz.

«Un emprendedor vive la vida, más no su destino.»

Dr. Ricardo Pazrosero González